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Martin Scorsese: “Si pudieras conectarte como ser humano, alma a alma, la vida sería muy diferente”

Han pasado 100 años para que alguien les pida perdón a las tribus Osage del noreste de Oklahoma por la serie de asesinatos organizados por un grupo de abusivos que les querían robar los títulos de propiedad de sus tierras, ricas en petróleo. Ha sido Martin Scorsese el que ha tomado al cine como puente para enaltecer su cultura adaptando su historia en Los asesinos de la luna (Killers of the flower moon). El legendario cineasta mexicano dio detalles de su más reciente película en un encuentro con los medios nacionales en la Ciudad de México.

“Me presentaron el libro justo cuando estaba a punto de hacer El irlandés (…) Y me intrigó el título. Sentí que me estaban diciendo, ya sabes, ‘él nunca hizo un western’. Y siempre he tenido cuidado con los westerns”, expresó el realizador.

“Estaba muy nervioso de abordarlo pero había algo sobre la naturaleza de los esquemas generales de cómo las familias blancas dominaban esa área de Osage y surgió una fascinación por el lugar y su cultura, sobre los pueblos indígenas y los nativos americanos”, añadió.

Sin embargo es un proyecto que frenó para realizar su anterior proyecto con Netflix: “Es un tema que había estado en mi mente durante muchos años allá por los años 70 y que me fascinó. Nunca sentí que podía abordarlo adecuadamente. Y por eso siempre retrocedía. Luego decidimos hacer The Irishman primero porque el CGI hacía que los actores parecieran más jóvenes”, comentó.

“Si tuviéramos que esperar otros tres años, los actores serían aún mayores y luego tener más imágenes generadas por computadora es muy caro. Entonces dijeron: ‘Marty, ya sabes, vamos a tener que hacerlo’. Entonces dije ‘está bien’ y así hicimos El irlandés”, añadió.

LOS HORRORES DE LA NATURALEZA HUMANA

Tras esa experiencia decidió retomar el proyecto de adaptación de la novela The killers of the flower moon: “Trabajé en el guión con Eric Roth la historia que propuso David Grann, que fue quien creó el libro sobre este caso en que la Oficina Externa de Investigaciones entra en una situación y trata de descubrir quién cometió los asesinatos de esa tribu de Osage”, mencionó.

“Cuando leía esto me dije, ‘es una cuestión de quién lo hizo. Todos lo hicieron. Incluso si simplemente giras la cabeza y miras para otro lado, eres cómplice’. Y dije: ‘Quizás esa sea la historia’”, expresó y ahí fue cuando encontró lo que quería reflexionar: “Cómo es tan fácil para la naturaleza humana ser cómplice de algo de esta escala tan horrenda (…) La ética de trabajo europea era que tú siembras y cosechas, ya sabes, Dios te da beneficios, pero tienes que contribuir. Tienes que trabajar para obtener tus beneficios”, dijo.

“Pero en este caso, muchos europeos blancos sintieron que no estaban funcionando. Ahora, de repente, ¿cómo obtienen esta gracia de Dios? ¿Sabes? Y entonces encontré que era interesante. Y luego empezamos a ir a Oklahoma y quería conocer un poco más al pueblo Osage, porque mis otras experiencias con los nativos americanos en la década de 1970 fueron muy volátiles y muy traumáticas”, continuó.

“Conocí al jefe Standing Bear. Él podría contarte lo que sintió, lo que conocimos, qué expectativas tenían conmigo haciendo una película de este tipo. Y al final empezaron a tratarme muy, muy bien. Y tenían grandes cenas y la gente se levantaba y hablaba. Porque hay que entender que las personas en esta película, muchas de las que ves frente a la cámara, y mucho menos detrás de la cámara, eran descendientes de estas personas. Eso todavía está ahí de una manera divertida o no divertida, pero sí muy real. Esta herida sigue ahí”, dijo.

EL AMOR COMO MOTOR DE BÚSQUEDA

La trama del filme es la siguiente: A principios del siglo XX, el petróleo le dio una gran fortuna a la nación Osage, que se convirtió en uno de los pueblos más ricos del mundo de la noche a la mañana. La riqueza de estos nativos americanos atrajo inmediatamente a intrusos blancos que manipularon, extorsionaron y robaron tanto dinero Osage como pudieron antes de recurrir al asesinato.

Basada en una historia real y contada a través del improbable romance entre Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio) y Mollie Kyle (Lily Gladstone), Los asesinos de la luna es una épica historia de crímenes en el oeste, donde el amor verdadero se cruza con una traición inimaginable. También está protagonizada por Robert De Niro Jesse Plemons.

“La gente de la tribu señaló que hay que recordar que no es tan simple como una víctima y un villano. Señalaron que Molly y Ernest estaban enamorados y que Ernest estaba haciendo todo esto por su tío y que realmente amaba a Molly. Y también amaba la cultura Osage. Y Molly lo amaba. ¿Qué hay entre ellos dos? Y eso es lo que finalmente se convirtió en la historia”, comentó.

“Y fue entonces cuando Leo DiCaprio me señaló, creo que fue justo antes de que llegara la pandemia. Me dijo, ‘¿y si hago otro papel? ¿Qué pasa si interpreto a Ernest?’ Y dije: ‘Bueno, eso es interesante’. Ernest es el único personaje que no está escrito, lo que significa que tendríamos que comenzar el guión y hacerlo de adentro hacia afuera, no de afuera hacia adentro”, dijo Marty.

UN PROCESO CREATIVO CAMBIANTE

Ante la llegada de su talento protagonista fetiche es que la historia comenzó a tener giros inesperados especialmente con la suma de sus talentos: “Se basa en el amor, la confianza, la traición (…) Jesse Plemons es increíble. Una vez que elegimos a Lily Gladstone, nos sentimos seguros de que podíamos hacerlo y de cómo hacerlo. Al principio no estábamos tanto. Entonces, a medida que la película comenzó a producirse, mientras se filmaba, seguimos cambiando, trabajando y reescribiendo cada día hasta el final del rodaje”, explicó.

El proceso creativo del filme los llevó a cruzar un laberinto en el cual solo tenían el objetivo claro humanista: “A veces quería hacer un semidocumental sobre la Nación Osage, los pueblos indígenas y el valor de quiénes son, los valores que podemos haber perdido, ya sabes, como europeos blancos. No lo condeno. Sólo digo que podemos tener un punto de vista diferente, ciertamente tenemos un punto de vista diferente”, expresó.

“Pero el valor de quiénes son y lo que creen y cómo viven sus vidas, lo que piensan es importante en términos de sus valores y cuál es el denominador común entre nosotros y eso. Y para mí eso fue algo”, añadió.

Sin embargo, a pesar de sus intenciones el camino del filme tuvo detractores: “Había algunos activistas que decían, ya sabes, ‘no entiendes la cultura Osage. No entiendes lo que es’. Cuando te encuentras en esta situación, tienes que ser muy, muy, muy cuidadoso y entender más acerca de las personas”, comentó el cineasta.

“Por ejemplo, cuando yo era pequeño, cuando estaba corriendo por la casa y de repente llega una gran tormenta y mi abuela me decía: ‘Para, siéntate. Dejen pasar el poder de la tormenta y simplemente siéntense porque la tormenta es un regalo de un país y de Dios’. Creo que esas cosas no se pueden aprender”, siguió.

“Como personaje de Ernest, eso es lo que aprende sobre los indígenas. Aprende a respetar la naturaleza. No sé si el real. Ernest, estoy hablando del personaje de la película en términos cinematográficos. En efecto, el cine tenía una diferencia en términos de los pueblos indígenas de todo el mundo”, complementó.