Cervecería de Sonora, fábrica que revolucionó la industria local
Hace más de 125 años, tres alemanes concibieron la idea de fundar una cervecería en Hermosillo, misma que, en sus años gloriosos, no tuvo competencia a nivel nacional
En los alrededores de lo que hoy es la Plaza Bicentenario, en el Centro Histórico de Hermosillo, tres alemanes tuvieron la idea de fundar una fábrica cervecera en 1896, tomando como ejemplo a las que funcionaban en Europa y en Estados Unidos.
El cronista municipal de Hermosillo, Ignacio Lagarda Lagarda, contó que Geo Grürinig, Alberto Hoeffer y Jacobo Schusley llegaron desde Bavaria a Sonora para revolucionar a la naciente industria del Estado, haciendo un fructífero negocio con la cerveza.
El primero en llegar fue Grürinig en 1896 e inmediatamente se relacionó en las altas esferas políticas y del comercio. Contrajo matrimonio con una elegante y destacada señorita, descendiente de una de las familias principales de la ciudad, Dolores Monteverde.
El 22 de septiembre de 1897 el notario público Miguel A. López, dio fe de la fundación de la Cervecería de Sonora, S. A., con un capital de 60 mil pesos debidamente exhibido y aplicado en la construcción y adaptación del edificio de la fábrica.
Construcción y operación
En 1898 arribaron el Dr. Alberto H. Hoeffer y Jacobo Schusley y el trío se presentó ante el tesorero municipal don Francisco Monteverde para tramitar los permisos necesarios e iniciar la construcción del edificio.
Estaba localizada en la manzana que formaban las calles Guanajuato (Dr. Hoeffer), Tehuantepec, Comonfort y Morelos (Pedro Moreno). El responsable de la obra fue el arquitecto Plutarco Díaz y fue terminada en 1904.
Lagarda Lagarda mencionó que el señor Grürinig fue directivo de la cervecería desde su fundación hasta 1911 aproximadamente, y quien le dio su primer gran impulso, dejándola totalmente en las manos del Dr. Hoeffer, cuya familia continuaría al frente de la cervecería años después de su muerte.
Todos los insumos necesarios para la elaboración del líquido ambarino, malta y lúpulo, eran adquiridos en Europa y Estados Unidos, lo que le daría a la postre, varias menciones honoríficas a las cervezas “Münchener” y “Reina Blanca” en varias exposiciones internacionales.
En 1907, se anunciaba de la siguiente manera:
“Está acondicionada con todo lo requerido por una cervecería moderna y de primera clase, molino, elevadores, separador de cebada, lo último en maquinaria mejorada y tuberías de enfriamiento, bodegas de fermentación, áreas de refrigeración, condensadores, hervidores, taller para cobre, etc”.